PALABRAS DE DANILO GUIO

Con motivo del aniversario No. 15 de FBF, algunos de nuestros voluntarios fundadores han recordado lo que ha significado para ellos hacer parte de esta historia

Por: Danilo Guio

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La primera vez que subí a la Fundación Transmilenio todavía era una novedad. La tarde en la que Sandra Polanía, voluntaria y fundadora, entró al salón de clase a hablarnos sobre la Fundación si bien me convenció de unirme a los voluntarios, se quedó corta al expresar todo lo que es la Fundación Bella Flor.

El primer recuerdo que tengo es llegar frente a la sede, la antigua, de la Fundación y verme rodeado de niños y niñas que sin conocerme, sin haberme visto antes se lanzaron a abrazarme y me recibieron como a uno de los “profes” que iban todos los sábados a jugar con ellos, me hicieron sentir en casa, como si regresara a un sitio en el que siempre se alegran de verme y donde siempre seré recibido con alegría.

Los “profes” con los que subí, a quienes después me uniría, se ganaron toda mi admiración y respeto. Eran personas tan jóvenes como yo lo era en ese momento, algunos menores, y su entrega, pasión, compromiso, y en especial el amor hacia esos niños y sus familias aun ahora mientras escribo estas líneas me conmueven y me forman un nudo en la garganta.

He conocido niños, niñas, jóvenes excepcionales; adultos que le ponen al corazón a lo que hacen. Mentes llenas de creatividad que por difíciles que sean las circunstancias encuentran la manera de conseguir sus objetivos. En todos estos años lo que más me ha marcado es que la Fundación es ese sitio donde un grupo de niños, sin razón distinta a la alegría de estar vivos se te lanza al cuello y te da un abrazo de bienvenida.